El sabotaje del cerebro: cómo las preocupaciones nos impiden actuar

Nuestro cerebro a menudo utiliza la preocupación como una estrategia para mantenernos en la inacción y evitar afrontar tareas que requieren esfuerzo y compromiso. Sin embargo, esta actitud constante de preocupación nos impide ocuparnos de otros asuntos importantes que sí están dentro de nuestra zona de influencia.

¿Cómo podemos superar esta tendencia y avanzar hacia nuestros objetivos? La clave radica en identificar las causas que nos llevan a caer en la inacción y modificar nuestras conductas.

No podemos controlar nuestras emociones pero sí somos los dueños de nuestras conductas

Durante el día, nos movemos entre dos áreas: la zona de influencia, donde podemos ejercer algún tipo de control, y la zona de no influencia, donde no podemos cambiar nuestras circunstancias. A menudo, nos quedamos atrapados en esta última, ya que nuestro cerebro prefiere el pensamiento a la acción.

Por ejemplo, cuando nos enfrentamos a una tarea que requiere esfuerzo, como ordenar el armario, nuestro cerebro entra en alerta y busca alternativas más atractivas, como distraernos con el móvil o preocuparnos por temas sin solución. Sin embargo, es fundamental que nos demos cuenta de esto y aprendamos a decir “aquí mando yo”. Aunque la tarea puede parecer poco apasionante, es importante y necesaria, y no hay distracción que valga.

Es cierto que no podemos controlar nuestras emociones, pero sí podemos tomar el control de nuestras conductas y llevar a cabo acciones positivas. La próxima vez que nos sorprendamos preocupándonos por algo que no podemos cambiar, debemos recordar que nuestra zona de influencia es donde podemos hacer la diferencia y dar el paso necesario hacia nuestros objetivos.

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Psicologos expertos en coaching